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F1 MONACO EXIGENCIAS DEL CIRCUITO

* 4.150 VECES SE CAMBIA DE MARCHA

A priori puede parecer uno de los circuitos más simples, pero acaba siendo uno de los más exigentes.


La de Mónaco puede ser una carrera realmente distinta, la más especial del calendario de la Fórmula Uno, pero para los ingenieros el reto sigue siendo el mismo:
Preparar el coche para obtener el máximo rendimiento a lo largo del circuito.


Mónaco es el circuito en el que menos errores te puedes permitir del calendario.
Las calles del Principado no parecen presentar ningún problema para un turismo normal, pero sí que pueden resultar realmente duras para la suspensión de un F1. El asfalto no sólo está bacheado, sino que la pista es muy estrecha y puede llegar a ser muy deslizante, sobre todo las líneas blancas que ordenan el tráfico normal.

Para salvar estas variaciones de la pista, la altura de los monoplazas acostumbra a subirse entre 5 y 7 milímetros como norma general.
Para disponer de la máxima adherencia, se colocan unos reglajes en la suspensión más blandos de lo que es habitual. Eso ayuda a que el coche supere mejor los baches y los desniveles.
El estado de la pista también obliga a que cada rueda pueda actuar de forma independiente para superar los baches, así que también se suavizan las barras de torsión.
También hay que prestar una especial atención al ángulo de la suspensión. El objetivo prioritario es ofrecer al piloto un coche neutral, fácil de pilotar y que le dé confianza.

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Mónaco requiere los niveles de apoyo aerodinámico más altos de toda la temporada.

El mayor beneficio de la carga aerodinámica no se obtiene en las curvas, ya que la mayoría de ellas se toman a una velocidad tan baja que el agarre mecánico es el que cobra mayor importancia. Los mayores beneficios de contar con una alta carga aerodinámica se obtienen en las frenadas y la aceleración, manteniendo el coche estable en las curvas y asegurándose de disponer de una óptima tracción para salir de las curvas.
La famosa horquilla del Grand Hotel es la más cerrada de toda la temporada junto con la Rascasse.
Eso requiere contar con el mayor ángulo de giro de todo el año, algo más del doble que el necesario en Montmeló. Mónaco, por otro lado, no es un circuito especialmente exigente con los neumáticos debido a que no se alcanzan altas velocidades. Por ello, Bridgestone suministra a los equipos los dos compuestos más blandos de su gama, lo que contribuye a mejorar la tracción en la salida de las curvas lentas. Se utiliza una relación de marchas muy corta para optimizar la aceleración y aprovechar al máximo la potencia del motor a baja velocidad.

El número de cambios de marcha por vuelta es de 53, con lo cual el total al final de la carrera asciende a 4150. A primera vista, podría parecer el circuito menos exigente de la temporada, con solo el 45% de la vuelta completada con el acelerador a fondo. Pero los numerosos baches de la pista implican que el motor puede pasarse de revoluciones con suma facilidad si las ruedas pierden el contacto con el asfalto.

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