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GP TURQUIA / ESTAMBUL - OPINIONES

UN EJEMPLO A SEGUIR.

Viendo lo que está pasando esta temporada en el Mundial de Fórmula 1, lo más lógico sería tirar la toalla y resignarse a pasar un año en blanco. De hecho, en la parrilla hay muchos de esos casos. De los tres campeones, Fernando Alonso, Kimi Raikkonen y la Criatura, el finlandés y el británico se han vuelto conformistas.

No así el asturiano. El piloto de Renault lleva los genes de ganador en la sangre y, aunque circunstancialmente esta temporada esté resultando todo un fiasco, no descarta volver a ganar alguna carrera esta misma temporada, tal y como hiciera en el tramo final de la pasada cuando la evolución de su monoplaza estuvo a la altura esperada. Motivado por una legión de seguidores, tal y como dijo en Turquía, son precisamente los aficionados los que le aportan a Alonso esa dosis de adrenalina necesaria para no rendirse ni ante las circunstancias más adversas.

Otra cosa es el niño mimado de Ron Denis, que sin su patrón en las carreras ya no está tan mimado y ya no rinde como debiera. En Turquía vivió otro fiasco desde la crono y ya ni su padre sonríe. La Criatura se ha rendido antes de tiempo, ha hincado la rodilla, se ha humillado. El título se le subió a la cabeza y ahora lleva la cabeza gacha.

De Raikkonen todo el mundo sabe que apenas tiene emociones, por eso le llaman el hombre de hielo. Sin embargo, lo que está haciendo esta temporada raya con el pasotismo. Ya no es que en Malasia se retire al garaje para comerse un helado. O que en España diga que este año está perdido, cuando tan sólo iban cuatro carreras. Lo del finlandés se acerca más a la cobardía que a la resignación por ver que su Ferrari no está a la altura de otros coches.

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Y volvemos a Alonso: «La gente espera mucho de mí, así que cuando salgo a correr tengo que darlo todo, aunque sea para terminar noveno o décimo; hay muchos ojos puestos en mí, lo sé», dijo en entrevista con este periódico desde Estambul. Ésa es la grandeza del ovetense y el ejemplo a seguir por todos.

El Mundial de Fórmula 1 de esta temporada no tiene emoción. No hay batalla. No se lucha. Da la impresión de que el guión está siempre escrito antes de las carreras. Y siempre es el mismo. Button y Brawn GP abusando del resto. Los demás, meros comparsas que tienen que conformarse con las migajas. Pero ni el piloto británico ni la escudería tienen el carisma suficiente como para conectar con el gran público. No levantan pasiones. Por eso se han cargado la temporada.
Hace un par de semanas Mónaco, sin accidentes ni salida del coche de seguridad, se convirtió en un tostón considerable.
Ayer la carrera de Turquía, donde la pista permitía más florituras a la hora de adelantar que en el trazado urbano del Principado monegasco, se convirtió igualmente en una pesadez, sin emoción.

Los pilotos y las escuderías deberían tomar nota del ejemplo de Fernando Alonso, es decir, no resignarse y seguir peleando, aunque sea para acabar décimo y sin puntos.


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